A finales de marzo, estuvimos con ProjecteFAM al i-Docs, el simposium bianual dedicado al documental interactivo e inmersivo, pata del proyecto de investigación empírico-académica impulsada por Sandra Gaudenzi, Mandy Rose y Judith Aston, desde el Centre of Digital Human Studies de la Universidad de Bristol, Inglaterra.
Esta edición ha buscado promover el análisis alrededor del documental interactivo y su evolución, desde su capacidad de encuentro entre diálogo, creatividad y resistencia. Para ello, se ha querido expandir el diálogo dando espacios específicos a la interacción y la inmersión pero también, al impacto, la innovación y la intervención en un variado e intenso programa de 3 días repleto de paneles, estudios de caso y muestras expositivas.
Es en la I de Impacto, donde se ha ubicado a Quepo con ProjecteFAM. La propuesta era formar parte del panel, Reflecting on Practice: Impact, donde se nos invitaba, junto a otras dos creadoras, a analizar nuestros trabajos desde la perspectiva de la incidencia social.
Behind the Fence y The Crossing, de Lindsay Branham y Shreepali Patel respectivamente, fueron nuestras compañeras de escena. Ambos proyectos apoyan su estrategia de impacto en la incorporación de narrativas en 360º para adentrarse en dos temáticas sociales muy distintas. The Crossing cuenta la historia de una mujer joven, víctima de trata, una historia personal, narrada en primera persona, mientras que Behind the Fence aporta el relato inmersivo para trasladarnos al campo de prisioneros de la minoría musulmana Rohingya, en Myanmar. Con ProjecteFAM, completábamos el panel aportando una visión de transformación desde la concepción de un transmedia.
En líneas generales, donde la interactividad y la inmersión fueran protagonistas, las preocupaciones fundamentales eran las relativas a la vocación intrínseca del documental social a la hora de generar propuestas de cambio en la(s) realidad(es) que representa.
En este sentido, la propuesta narrativa de FAM permitió abordar en la sesión conceptos más allá de lo formal y adentrarse en la estrategia de cambio como motor de la definición narrativa. Hay que decir que FAM es un caso bastante único, que pone y expone sobre la mesa las inquietudes primarias que provocan el ‘querer hacer algo para cambiar ésto’. La percepción es que, a menudo, las estrategias de impacto no van acompañadas de estrategias de transformación, por lo que los esfuerzos que llevan a generar esa colisión, ese impacto, propician, en el mejor de los casos, ciertos movimientos que sin embargo, carecen de un recorrido que ayude a ubicar de nuevo las cuestiones que nos ocupan.
FAM se estructura sobre una base, una metodología, un lugar donde quedarse. No es una acción, es un nuevo terreno desde el que comunicarse y es desde ahí, desde esa invitación a vincularse con el proyecto, donde genera cambios.
¿Es FAM un documental interactivo? Puede que además. Pero lo que desde luego es, es una provocación directa a un cambio de paradigma desde una propuesta de relato. Narrativa y transformación en estado puro.
Durante el ruedo de preguntas con el público surgieron cuestiones como la del origen y la intención ¿De dónde se origina un proyecto de transformación social? ¿cómo alcanza un impacto real, transformador? De nuevo, aquí FAM es un caso atípico. Un proyecto transmedia que surge desde y para el ámbito de la cooperación al desarrollo, hecho para incidir de dentro a afuera, buceando a la raíz, precisamente al origen para inyectar un cambio de mirada que pueda propagarse en las distintas ramificaciones discursivas. FAM plantea que es necesario cambiar el discurso sobre el Hambre y desde esa misión, teje un entramado de herramientas narrativas que se despliega siguiendo la estrategia de transformación del proyecto. Así mismo, dicha estrategia está apoyada en una red de alianzas y colaboraciones que permiten ese alcance del impacto propuesto. Y este, es un aspecto crucial que en la mayor de los casos no está contemplado desde los ámbitos cinematográficos. Es incuestionable el poder del relato para acercar realidades, provocar reflexión, empatía y generar conocimiento. Es la pieza fundamental en ese espacio de diálogo, creatividad y resistencia que se analiza en este simposium. No obstante, es en efecto, una pieza dentro de un engranaje complejo y es evidente que debe ir acompañada de alianzas estratégicas que permitan que ese relato cale en los reglamentos de esas realidades que pretendemos transformar.
Y aquí entran metodologías como la participación, la colaboración y la co-creación; las tres muy presentes en distintos paneles y presentaciones del encuentro. En especial, en el ámbito de la participación, destacamos tres intervenciones a las que pudimos asistir: una desde una propuesta metodológica y de definición de roles en proyectos participativos; otra desde la ideación de herramientas de registro; una última, un caso práctico de creación.
David Green, de la Universidad de Bristol hacía una exposición sobre cómo se configura la participación en el documental interactivo en la que sitúa a los colaboradores (stakeholders) en la fase de diseño de proyecto en lo que enmarca como el ‘intercambio creativo’. En este proceso, dentro de la narrativa digital, se sumaría el campo de la ‘Interacción persona-computadora’ (HCI) que interviene en el diseño tecnológico según los distintos resultados de usabilidad, en cuanto a satisfacción y frustraciones, de dichos colaboradores.
Como parte de un proceso participativo, la figura del autor del documental adquiere un rol de facilitador. Si, además entendemos un proceso no lineal como un canvas, el perfil de la autora del documental, se convierte más que nunca en un rol de facilitadora en ese espacio, encontrando los vínculos y colaboraciones más efectivos, sencillos y significantes para el proyecto.
Un gran descubrimiento fue dar con Liz Miller, documentalista y profesora en la Universidad de Concordia, Canadá, que explora la participación como proceso de construcción de sus proyectos de documental. Junto a Dorit Naaman ofrecieron un taller de creación de mapas visuales para prácticas participativas. Este taller formaba parte de un proceso de co-creación, incluyendo a otras creadoras para volcar sus impresiones al software que actualmente están desarrollando. Nos pareció destacable la relevancia dada a dos tipos de información: la formal y la informal. En su propuesta, el mapa visual incluye tanto situaciones y eventos como aspectos emocionales, momentos de inspiración, cambios de dirección, como cuestiones determinantes dentro del espectro de lo informal. Esperemos que este año tengan listo un prototipo para poder testearlo en nuestros próximos proyectos.
Y en el aspecto más expositivo, conocimos un interesante proyecto de realidad virtual, VR (Volver a casa), de Josefina Buschman y Catalina Alarcón, que plantea una propuesta colaborativa e inmersiva de inclusión social. El proyecto nació con un taller de 4 meses en la prisión de mujeres de Santiago de Chile, donde se creó un entorno de respeto e intimidad con las reclusas en el que compartieron historias de vida. Las dos documentalistas comenzaron a adquirir un rol de puente entre las reclusas y sus familiares, enviando correspondencias y mensajes filmados. Del propio proceso de facilitación (de nuevo) surgió la propuesta de filmar el interior de cada uno de sus hogares, con mensajes de apoyo y cariño de sus familiares, creando espacios inmersivos a los que se podrían trasladar desde sus celdas.
Como cierre de un intenso simposium en el que destacamos que mayoritariamente participaron mujeres, tanto desde el campo académico como del práctico, Kamal Sinclair, directora de la iniciativa Nuevas Fronteras, de Sundance, nos dejaba con varias reflexiones en el aire en torno a la responsabilidad política inherente al desarrollo tecnológico. Cómo enfocar la tecnología para desmontar estereotipos, evitar actitudes paternalistas y patriarcales, desestigmatizar la otredad, favorecer la diversidad, salvar las grietas de representación, proteger nuestra ciber seguridad, luchar contra la falsa sensación de democracia, y más.
Curiosamente, en la misma ciudad y en las mismas fechas, estaba teniendo lugarestaba teniendo lugar el Data for Development Festival, un espacio para reflexionar en el uso del data para construir un mundo más justo.