Hay proyectos que empiezas pero no sabes bien cuándo acabarán ni en qué se convertirán. El documental DIOM ha sido, sin duda, uno de estos casos.
Un proyecto que se inicia con el objetivo de documentar audiovisualmente, la creación de una cooperativa. Dicho así, no parece muy entusiasmante pero el por qué de esa cooperativa y los retos y objetivos de transformación que significa, hacen de la propuesta una imprescindible aventura.
Al inicio no fue fácil. Esta cooperativa la han arrancado 15 personas que venían de la venta ambulante no autorizada. Manteras y manteros de la ciudad de Barcelona que, a partir de una iniciativa del Ayuntamiento, impulsan una empresa que permita conseguir sus documentos de residencia y legalizar su actividad.
“Pero, ¿cómo?, ¿con cámaras?, ¿que nos van a grabar?” La primera reacción fue negativa. Les pedíamos a estas personas que aceptasen nuestra presencia de forma cotidiana para grabar sus espacios de formación y trabajo. Y que se comportasen como si no estuviésemos. Les pedíamos que confiaran en nosotras sin conocernos.
“Lo que no entendéis es que para nosotros, la presencia de cámaras siempre ha significado problemas. Detrás de una cámara aparece la policía”
Y esa es la realidad. La realidad que se nos muestra, la realidad que crea significados, la realidad que nos separa.
‘La manta’. Qué gran lienzo para exponer los productos generados por el racismo: las vallas, los muros, las leyes de extranjería inhumanas, el miedo, la explotación, los intereses económicos, la violencia, los nacionalismos y fanatismos, la exclusión.
Pues no. Pues esta cámara no es una amenaza. Esta cámara está aquí para crear otras imágenes, para resignificar la realidad, para crear relaciones que nos acerquen.
Y así comenzamos a caminar a su lado, observando, encuadrando, registrando. Reuniones y reuniones, formaciones diversas, solicitudes de arraigo, la espera de unos papeles, debates, ventas y mercados, recetas, precariedad, creatividad, aprendizajes y errores y un gran valor humano y comunitario.
Diomcoop es un proyecto valiente pero también complicado. Intenta dar respuesta a un problema del sistema y abrir camino a otro paradigma en el que la dignidad no sea cuestionable. ¿Es que lo era? Lamentablemente, la mayor parte de la sociedad, no somos conscientes de las repercusiones que ejercen las leyes migratorias sobre la vida de las personas.
Sin embargo, el proyecto plantea una propuesta, una actitud proactiva en la búsqueda de soluciones. Y en eso coincidimos plenamente. Desde Quepo apostamos por el valor de transformación del documental propositivo, más allá del de la denuncia.
Así que con un pequeño gran equipo, hemos grabado el proceso de creación de Diomcoop durante su primer año y medio. Era imprescindible contar con gente con una gran sensibilidad y mirada limpia, así que nadie mejor que María López Nova como dire de foto, una gran compañera. Y a la hora de digerir y ordenar las casi 200 horas de material, el currazo de Gemma Alfós ha sido fundamental. Y luego, ¿cómo ser capaces de condensar tantas capas en un docu de 30 minutos? Y ahí aparece Sofi Escudé, como un regalo que nos ayuda a estructurar lo esencial. Todas las personas que han formado parte en el proyecto, han sido fundamentales.
Y es que este proyecto acaba finalmente, con satisfacción y con mucho agradecimiento. Porque al final, qué suerte haber encontrado a Omar, Oumar, Ousseynou, Dieye, Aba, Pape, Ouli, Marie, Dame, Fatou, Kebba, Abdou Seck, Marietou, Kara, Cheikh, Thiam y Top que hayan accedido a compartir con nosotras este intenso periodo de sus vidas. Y qué bonito haber compartido todo esto con Tati, Baye, Guernica, Silvia, Xavi, Jesús, Ignacio, Patrick, Laura, Isabel y Tatiana que se han convertido en compañeras en esta aventura.